miércoles, 9 de septiembre de 2009

Silva coge el testigo de Valerón en la selección

La deuda de la roja con Arguineguín
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El 5 de enero de 2005 el Eibar se jugaba sus opciones de subir por primera vez en su historia a 1ª división en el Camp d’Esports de Lleida. En el minuto 92 y con empate a un tanto en el marcador, un joven jugador del Eibar encara al meta contrario pero incomprensiblemente cesa en su empeño y lanza el balón fuera de banda. ¿El motivo? Su marcador está tendido en el suelo y necesita asistencia médica. El protagonista del gesto se llama David Silva y, con 18 años, se lleva el premio a la deportividad de aquella temporada. El Eibar pierde 2 puntos valiosos en una temporada que terminó 4º.
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Mucho ha cambiado la vida de Silva desde entonces. De poner la nota de calidad en las tardes de Ipurua a indiscutible referente del Valencia y de la selección española y ser considerado como uno de los grandes de Europa. En la formación del talentoso centrocampista español dos sucesos son clave. El primero su mencionada temporada en el Eibar. Los que le conocen dicen que con su paso por el conjunto armero ganó en carácter. Un equipo acostumbrado a la lucha y a los balones en largo, sufrió una mutación inimaginable de la mano de Mendilíbar, ayudado por las pinceladas de calidad del artista Silva en la media punta. Allí aprendió a competir, a ganarse el puesto y el respeto de compañeros y afición. Hasta entonces todo había sido un camino de rosas, tanto en el Valencia como en las categorías inferiores de la selección.
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El segundo suceso tiene que ver con su origen. David Silva procede de Arguineguín, una pequeña localidad de Gran Canaria de apenas 25.000 habitantes que en pocos años ha visto nacer a dos cracks del fútbol español: el propio Silva y el que sería su ídolo, Juan Carlos Valerón. El superclase del Deportivo y de la selección española fue desde el principio su modelo a seguir y de él ha heredado su clase y calidad. La precisión en el pase, saber llevar el tempo del partido o la elegancia en la conducción son atributos superlativos en Valerón que el pequeño David puso pronto en práctica. Además, Silva he mejorado en uno de los defectos que se señala a Valerón. David Silva también tiene mala leche. En Eibar forjó su carácter y aprendió que para ser un futbolista perfecto también debía aprender a defender. Después en Valencia, al lado de los Marchena, Albelda o David Navarro se hizo más duro, sin cruzar ciertos límites, por el riesgo a convertirse en un pandillero.
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Hubo un tiempo que España bailaba al ritmo que marcaba el flaco de Arguineguín, Valerón. Ahora el papel de Silva es diferente. Es un complemento de enorme calidad a la autoridad demostrada por Xavi, Alonso o Iniesta. Sin embargo, es un indiscutible. Durante la pasada Eurocopa fue de los jugadores que más minutos jugó y tuvo un papel más destacado. Si las lesiones le respetan, su plaza en el once de la roja está asegurada.
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Arguineguín está de enhorabuena. Valerón se irá, no le quedan muchos años, pero Silva cogerá su testigo. Los aficionados al buen fútbol se alegrarán cada vez que Silva firme actuaciones como la del pasado sábado ante Bélgica. Su paisano Valerón se alegrará aún más cuando repita acciones como la que hizo en aquel Lleida Eibar. Así son los futbolistas nacidos en Arguineguín: buenas personas y excelentes futbolistas.

1 comentario:

DaniHidalgo dijo...

Vuelta a la rutina, tendré que ponerme manos a la obra con mi blog. Veo que tu has hecho los deberes y no has dejado de actualizarlo.

Le he echado un ojo por encima, ya iré leyendo los artículos poco a poco, sin duda el que más me atrae es el del servilismo del Marca con la venta de Robben, dan asco.