miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Athletic de Bilbao a punto de hacer historia

Disfrutemos de un histórico
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Tres jornadas de liga y tres equipos comandan la clasificación. Todas las apuestas señalaban como lógico el inicio de Madrid y Barça, pero sorprendentemente no están solos. Les acompaña el Athletic de Bilbao, otro histórico. Y a uno no puede más que agradarle la clasificación de esta institución en lo más alto de la liga, aún sabiendo que lo suyo sí será pasajero. Es el Athletic un equipo acostumbrado a sufrir en los últimos tiempos. Su propio apodo de “leones” encierra ese dramatismo. Cuenta la leyenda, que San Mamés, santo que da nombre al estadio, fue un mártir cristiano que, obligado por los romanos a abandonar su fe, fue en última instancia arrojado a los leones. San Mamés consiguió amansar a las fieras con lo que a los verdugos no les quedó otra solución que sacrificarlo clavándole un tridente en el abdomen. El Athletic lleva demasiado tiempo con ese tridente: 25 años sin celebrar título alguno.
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Pero lejos de desangrarse el conjunto bilbaíno da últimamente muestras para el optimismo. Primero fue la ansiada final de Copa, y su correspondiente clasificación para la UEFA. Ahora, es este prometedor inicio en liga con una nueva generación de jóvenes con descaro y buenas maneras. A los Llorente, Javi Martínez o Toquero, se unen ahora jugadores como Muniaín o Aketxe (vasco por su apellido, porque por aspecto bien parece un surfero californiano). Junto a ese aire de novedad, el Athletic sigue representando los valores más tradicionales del fútbol. Todo, empezando por su equipación, tiene un aroma clásico. Jugadores de las proximidades, sentimiento de pertenecer a algo más que un equipo de fútbol, jugar en el único estadio que ha visto todas las temporadas de historia de la liga española, la continua evocación a mitos del club (como el busto de Zarra) etc.
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Su fútbol dista mucho de lo que ofrecen Real Madrid y Barcelona. Lo del Athletic recuerda a épocas pasadas. La rapidez en sus acciones, reforzadas por una tremenda entrega, lucha y noble agresividad, hacen de los bilbainos un equipo de rachas. Al más puro estilo Braveheart, cuando el Athletic tiene sus minutos de furia, apoyados por su fiel hinchada, el rival no encuentra lugar en el que esconderse, ni cueva en la que refugiarse. También puede ocurrir que estos atributos poco futbolísticos no sean suficientes, y es entonces cuando el Athletic sufre. De hecho está bastante acostumbrado a sufrir en los últimos años.
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Para quien no entienda lo que es el Athletic debería ver la semifinal de Copa del año pasado frente al Sevilla. Con una copiosa lluvia, para darle un aspecto más heroico a la cita, los leones recibían al Sevilla con la obligación de remontar un gol si querían estar en la final 25 años después. Al vendaval metereológico se unió el futbolístico del Athletic. Tan solo tardó unos minutos en darle la vuelta a la eliminatoria. El ambiente fue fabuloso, el fútbol desplegado por los rojiblancos también. El resultado: la ansiada final de Copa por fin llegó.
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Para quien no entienda lo que significa ser aficionado del Athletic debería pasarse algún domingo por San Mamés, la Catedral. O cualquier estadio donde la afición se desplace en masa, como ocurrió en Valencia durante la pasada final de copa. Una afición que llenó las calles de Valencia repleta de optimismo, cánticos y respeto por el rival. Una afición que no cesó de animar a su equipo ni aún cuando perdía por 1-4. Una afición que una vez concluido el encuentro se puso en pie para ovacionar por igual a los dos finalistas, al vencedor y al derrotado, sin entender de fanatismos.
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Así es el Athletic de Bilbao, el tercer equipo en la clasificación histórica de la liga, el único junto a Madrid y Barça en permanecer todas las temporadas en primera división, el mismo que fue el padre y sirvió como embrión del Atlético de Madrid. Pero además de estos datos históricos, el Athletic es a día de hoy líder junto a Madrid y Barça de la liga española. Si hoy gana en Tenerife sumará cuatro victorias en las cuatro primeras jornadas de liga por primera vez en su historia. Disfrutemos de este histórico mientras podamos, que seguro llegarán tiempos peores para los leones, donde el tridente del abdomen dolerá un poco más.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Jose María Gutiérrez, ¿genio o farsante?

Guti, el eterno debate
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Cuando Jorge Valdano dirigía al Real Madrid en el año 95 mandó entrenarse con el primer equipo a un joven talento del juvenil tan irreverente en su juego como en su actitud fuera del campo. El entrenador del juvenil montó en cólera y le echó en cara a Valdano que cómo podía subir a aquel rebelde que apenas hablaba a sus compañeros y ni siquiera daba los buenos días. La respuesta de Valdano fue franca: “cuando quiera un novio para mi hija no lo eligiré a él”. Para jugar al fútbol sí eligió a José María Gutiérrez, “Guti”.
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Han pasado 14 años desde entonces, pero las dudas en torno a este futbolista poco han cambiado. Si irregularidad ha destacado de tal manera que ha pasado a ser su característica más dominante. Al menos para sus críticos. Los amantes del buen fútbol prefieren quedarse con sus excelencias. Es una cuestión de darle la vuelta a la tortilla. Los críticos achacan que nunca ha sido titular indiscutible en su trayectoria. Pero, ¿cuántos jugadores han estado durante tantos años seguidos en el Real Madrid? Los detractores añaden que su presencia en la selección ha sido escasa. Pero, ¿qué jugador se recuerda que haya suscitado tanta demanda social por no acudir con España? Sus opositores denuncian su escaso sacrificio defensivo. Pero, ¿cuántos pivotes son tan desequilibrantes en el juego de ataque de su equipo?
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Seguramente la gran debilidad del de Torrejón ha sido el agresivo debate en torno a su juego. La exacerbada crítica y el exceso de alabanzas recibidas le han hecho mucho daño. Guti no deja indiferente a nadie, sus detractores no le pasan ni una y sus defensores salen de sus trincheras a la mínima oportunidad. El Guti-debate se ha convertido en una guerra civil en el que toda persona debe tomar parte de uno u otro frente. Si alguien no se moja corre el riesgo de verse en medio de un fuego cruzado. Y si, por casualidad, ¿Guti no es un desastre defensivo que hace vulnerable al Real Madrid? Y si, por casualidad, ¿Guti no es el jugador más desequilibrante del mundo que gana partidos él solo? Quizás simplemente se trate de un fantástico futbolista al que hay que aprovechar sus mayores virtudes por únicas en el mundo del fútbol.
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En defensa de Guti hay que esgrimir que algo está cambiando esta temporada. Quizás sólo sea una intuición, pero parece más maduro, o mejor dicho parece maduro al fin. Poco se parece a ese jugador poco comprometido que daba prioridad a la comunión de su hija frente a sus obligaciones profesionales. Aunque solo hayan pasado unos meses, quizás es el tiempo que ha necesitado Guti para superar la pubertad como futbolista. Desde la vuelta de Florentino parece liberado de responsabilidad. Como si el hecho de que no se esperara nada de él le haya supuesto estar al fin fuera de los focos. Ahora debe representar un nuevo rol, como complemento de los artistas. No hace falta recordar que los papeles más destacados de Guti coincidieron con la llamada época galáctica donde su innato talento se complementó a las mil maravillas con los Zidane, Ronaldo o Figo. El mismo Ronaldo nada más recalar en el conjunto blanco dijo que lo que más le había llamado la atención del equipo era Guti, “lo hace todo tan fácil…”.
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Veremos cómo es el devenir de la temporada. Es larga y habrá minutos para todos, pero también habrá oportunidades para que Guti vuelva a las trastadas. O no, quizás ha madurado realmente. Por el momento, cerca de los 33 años, parece que Guti ha madurado y ha asumido su nuevo rol. Para los críticos es una pena que lo haya hecho tan tarde. Para sus defensores está aún a tiempo de aportar grandes cosas al Real Madrid. ¿Guti genio o Guti farsante? El tiempo nos dirá quien tiene razón, pero conviene recordar que entre el blanco y el negro también existe el gris.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Silva coge el testigo de Valerón en la selección

La deuda de la roja con Arguineguín
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El 5 de enero de 2005 el Eibar se jugaba sus opciones de subir por primera vez en su historia a 1ª división en el Camp d’Esports de Lleida. En el minuto 92 y con empate a un tanto en el marcador, un joven jugador del Eibar encara al meta contrario pero incomprensiblemente cesa en su empeño y lanza el balón fuera de banda. ¿El motivo? Su marcador está tendido en el suelo y necesita asistencia médica. El protagonista del gesto se llama David Silva y, con 18 años, se lleva el premio a la deportividad de aquella temporada. El Eibar pierde 2 puntos valiosos en una temporada que terminó 4º.
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Mucho ha cambiado la vida de Silva desde entonces. De poner la nota de calidad en las tardes de Ipurua a indiscutible referente del Valencia y de la selección española y ser considerado como uno de los grandes de Europa. En la formación del talentoso centrocampista español dos sucesos son clave. El primero su mencionada temporada en el Eibar. Los que le conocen dicen que con su paso por el conjunto armero ganó en carácter. Un equipo acostumbrado a la lucha y a los balones en largo, sufrió una mutación inimaginable de la mano de Mendilíbar, ayudado por las pinceladas de calidad del artista Silva en la media punta. Allí aprendió a competir, a ganarse el puesto y el respeto de compañeros y afición. Hasta entonces todo había sido un camino de rosas, tanto en el Valencia como en las categorías inferiores de la selección.
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El segundo suceso tiene que ver con su origen. David Silva procede de Arguineguín, una pequeña localidad de Gran Canaria de apenas 25.000 habitantes que en pocos años ha visto nacer a dos cracks del fútbol español: el propio Silva y el que sería su ídolo, Juan Carlos Valerón. El superclase del Deportivo y de la selección española fue desde el principio su modelo a seguir y de él ha heredado su clase y calidad. La precisión en el pase, saber llevar el tempo del partido o la elegancia en la conducción son atributos superlativos en Valerón que el pequeño David puso pronto en práctica. Además, Silva he mejorado en uno de los defectos que se señala a Valerón. David Silva también tiene mala leche. En Eibar forjó su carácter y aprendió que para ser un futbolista perfecto también debía aprender a defender. Después en Valencia, al lado de los Marchena, Albelda o David Navarro se hizo más duro, sin cruzar ciertos límites, por el riesgo a convertirse en un pandillero.
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Hubo un tiempo que España bailaba al ritmo que marcaba el flaco de Arguineguín, Valerón. Ahora el papel de Silva es diferente. Es un complemento de enorme calidad a la autoridad demostrada por Xavi, Alonso o Iniesta. Sin embargo, es un indiscutible. Durante la pasada Eurocopa fue de los jugadores que más minutos jugó y tuvo un papel más destacado. Si las lesiones le respetan, su plaza en el once de la roja está asegurada.
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Arguineguín está de enhorabuena. Valerón se irá, no le quedan muchos años, pero Silva cogerá su testigo. Los aficionados al buen fútbol se alegrarán cada vez que Silva firme actuaciones como la del pasado sábado ante Bélgica. Su paisano Valerón se alegrará aún más cuando repita acciones como la que hizo en aquel Lleida Eibar. Así son los futbolistas nacidos en Arguineguín: buenas personas y excelentes futbolistas.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Argentina vs Brasil, algo más que un partido

El derby del mundo
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Hasta 93 duelos en 95 años de histórica rivalidad engrosan la leyenda de los Argentina- Brasil. Nunca un duelo de selecciones se había parecido tanto a un duelo nacional e incluso regional. Hay casos en los que la rivalidad podría compararse con la de dos pueblos separados por apenas kilómetros y que se juegan el honor de la comarca. Así ocurrió por ejemplo en 1920 cuando en Buenos Aires se jugó el clásico más sorprendente de todos: 8 jugadores por cada bando iniciaron el encuentro. ¿La razón? La tarde anterior los periódicos locales habían insultado a los jugadores brasileños llamándoles “macacos” en sus páginas. Muchos no toleraron la humillación y renunciaron al partido. Sólo 8 jugadores brasileños se presentaron a jugar y los argentinos no tuvieron más remedio que equilibrar fuerzas saltando al campo con el mismo número de jugadores.
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Lo cierto es que la mayoría de encuentros de esta índole tienen lugar sobre torneos menores: Copa América, fases de clasificación, campeonatos Panamericanos o el tan exaltado por los argentinos torneo olímpico (sin duda ayudan las dos medallas de Argentina en esta especialidad), pero este hecho no les resta un ápice de competitividad. Pero es que, además, esta vez el partido tiene un plus añadido: la posibilidad de que Argentina pierda la cuarta plaza que da acceso directamente al campeonato del mundo y se vea abocada a la repesca. Para los brasileños es cuestión de orgullo, para los argentinos de orgullo y algo más, de no quedarse fuera del mundial más de 40 años después.
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El escenario elegido está a 300 kilómetros de la gran urbe de Buenos Aires. Ni el Monumental ni la Bombonera acogerán el duelo. La final se disputará en Rosario, concretamente en el estadio Gigante de Arroyito, frente de una de las batallas más épicas del fútbol argentino, la que disputan todos los años Rosario Central y Newell’s Old Boys por la hegemonía en la ciudad. Canallas y leprosos se unirán por una vez, y sin que sirva de precedente, en un solo canto para animar a la albiceleste. El campo de batalla también tiene su valor simbólico: Leo Messi vuelve a las calles donde se le vio dar las primeras patadas.
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Argentina busca su identidad futbolística de la misma manera que Maradona busca la suya como entrenador. La albiceleste todavía no tiene un patrón definido. Diego quiere un equipo ordenado y compacto, en el que las estrellas Messi y Agüero gocen de la libertad adecuada para resolver partidos. Se palpa en el planteamiento la influencia de Bilardo, quien con un equipo sólido pero no brillante se proclamo campeón en México 86, defendiendo con 10 y con plena libertad para un tal Maradona. Si Argentina está buscando su identidad, Brasil tiene la suya muy marcada, pero es la menos brasileña que se le recuerda.
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Como un ejército espartano, Dunga tiene a sus jugadores mentalizados para defender con éxito. De resolver arriba se encargará Kakà y Robinho en alguna acción aislada, las jugadas de estrategia o el oportunismo de Luis Fabiano. En otras palabras, la selección brasileña que siempre enamoró incluso en la derrota (la selección que fracasó en España 82 sigue siendo considerada de las mejores de la historia) ha dejado a un lado el romanticismo y sólo piensa en el resultado. Un Dunga acostumbrado a sobrevivir como jugador entre artistas mucho más talentosos que él, ha sabido vender su selección como un equipo “ganador”. Parece que Brasil nunca hubiera ganado nada jugando bien al fútbol. Tan solo 5 mundiales.
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El partido nos dejará un resultado más para la estadística y miles de historias para el recuerdo. Como la expulsión de Maradona ante los brasileños en el mundial de España, o aquella jugada maravillosa de Maradona en el mundial 90 que le sirvió a Caniggia para eliminar a los brasileños, o los famosos botellines de agua infectados del mismo partido o el paseo de los brasileños en la final de la última Copa América que se llevaron tras un humillante 3-0… Al final todo será un resultado más y la rivalidad seguirá, pero cuidado si pierde Argentina. Quedarse sin mundial haría rodar cabezas, sería algo así como perder el camino a la tierra prometida, aunque sea su propio Dios el máximo responsable.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los rossoneri ante una difícil temporada

El ocaso del Milan

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La rabia de Gattuso escenifica la ofuscación del Milan. El otrora grande de Italia y de Europa hace tiempo que ha dejado de sonar para papeles principales y ha pasado a presentarse como un vulgar actor de reparto. La expulsión de Gattuso, digna de una película de los hermanos Marx, ejemplifica correctamente el rumbo que ha tomado el club.
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En un ataque milanista, Ringhio se esfuerza demasiado y pide el cambio. Tras pasar por las manos del fisio, Gattuso vuelve al campo con una aparatosa venda. Se ve claramente que no puede continuar en el campo, lo que se encarga de demostrar en la acción que da lugar al 0-2. Gattuso corre desesperadamente detrás de Eto’o y al llegar al área le agarra cometiendo penalty y ganándose la primera amonestación. Tras este incidente, y con el calabrés ya fuera de sí, acude al banquillo para realizar el cambio. Un Leonardo lento de reflejos ordena la entrada de Seedorf en el terreno. El holandés, con la edad de un veterano pero el comportamiento de un juvenil, no está todavía listo y se coloca las botas con una sorprendente parsimonia en el banquillo. Gattuso vuelve al campo hecho una furia y se lleva a Sneijder por delante. Segunda amarilla y al vestuario.
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No es algo que deba sorprender. El club más poderoso de Italia y segundo en Copas de Europa ya no es lo que era. Nos es ese equipo que hacía temblar a la quinta del Buitre, ni el que dio una lección al Dream Team de Cruyff en Atenas. No. Tras unos años sumido en la mediocridad, con sanciones federativas incluidas, parece ahora más que nunca avocado al sufrimiento. La terrible gestión de Galliani (marioneta de Berlusconi), parece que ha causado estragos en una plantilla descompensada y envejecida...
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Ancelotti fue durante varias temporadas el entrenador ideal para el Milan. Técnico tranquilo, salido de la casa, con buen gusto por el fútbol (al menos comparado con el resto de entrenadores del calcio) y con mano izquierda para saber llevar a Berlusconi, que es lo más importante en el Milan. Ancelotti tiene tan buen carácter que incluso podría haber lidiado con Jesús Gil en sus etapas más intempestivas. Bueno, tampoco hay que exagerar. Ahora, Galliani y Berlusconi han dado las riendas al joven e inexperto Leonardo. Llevados por la Pep-moda (técnicos jóvenes que hayan estado en la casa como jugadores y con hambre de títulos), al igual que la Juve con Ferrara, los milanistas confían su suerte a un técnico que aterriza con ideas nuevas pero viejas las heridas. Una plantilla descompensada en la que solo Pirlo parece capaz de crear fútbol. Una defensa que vuelve a descansar sobre los hombros de un renqueante Nesta. Delanteros, que salvo Pato, perecen de un nivel insuficiente para un grande de Europa. Y por encima de todos los errores, Ronaldinho.
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El primer gran fallo de los dirigentes es dar alas al brasileño, con subida de sueldo incluida para que sepa que el club confía plenamente en él. El jugador más joven en convertirse en un ex futbolista nunca se caracterizó por su capacidad de sacrificio ni para asumir demasiadas responsabilidades. Lo suyo siempre fue más de destellos, de resolver los partidos en acciones aisladas. Ahora, sin encontrar la forma y sin la sombra protectora de Kakà, el brasileño parece sobrepasado por la responsabilidad. Aunque el olor a mundial al final de la temporada puede ayudar a su cambio de mentalidad, no parece preparado para un desafío tan grande.
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El Inter reina a su antojo en la capital de la Lombardia. La Juve parece renacer tras el descenso y con acertadas incorporaciones como Melo y Diego. Equipos emergentes como la Fiorentina, el Nápoles o la Sampdoria pueden amenazar el sistema de poder del Calcio. Pero poco parece cambiar en el actual horizonte rossonero. Se atisban muchas pataletas de Gattuso este año con lo que le espera.