domingo, 31 de enero de 2010

El sublime taconazo de Guti

Cuando habla el talento

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Todo en la jugada roza la perfección. El saque inteligente de Casillas (¿cuántos puntos le han dado al Madrid las rápidas contras armadas desde las manos de Iker?) y la transición entre Benzema y Kaka (el más elegante conductor de balón en la actualidad, lo que le hace un arma letal para las contras) rayan la excelencia. Pero con el balón en posesión de Guti la jugada pasa a ser una obra maestra. Tener la cabeza fría para pensar un taconazo cuando a la mayoría se le cierran las persianas es de genio. Llevarla a cabo en un partido en el que una derrota blanca le alejaría de una forma casi definitiva del título de Liga es una temeridad. ¿Qué pensaría Benzema cuando vio el balón franco en el punto de penalti y ningún defensa para impedir el gol?

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A los genios se les recuerdan por sus genialidades. Pensemos en Redondo. Todo el mundo guarda en su memoria el exquisito regate de tacón en Old Trafford y se olvida los muchos encuentros anodinos del argentino en los que fue criticado en su propio campo mientras se pedía la inclusión de Milla en el equipo. También sirve como ejemplo Ronaldo. La primera imagen que viene a la cabeza es tu triplete en el campo del Manchester pero pocos se acuerdan de la pitada que se llevó el brasileño en el partido de ida en el Bernabeu cuando fue sustituido. Somos selectivos en cuanto a nuestros recuerdos. Seedorf fue un fantástico centrocampista con visión de juego y sensacional disparo y no un disperso organizador que creó problemas disciplinarios al negarse a jugar como interior derecho. Karembeu anotó dos goles decisivos para lograr la séptima por encima de ser un correcaminos sin un mínimo sentido del juego.

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Al regate de Redondo, el triplete de Ronaldo, los chutazos de Seedorf o los punterazos de Karembeu ahora se le une el increíble taconazo de Guti. Con el 14 siempre se ha sido tremendamente subjetivo. Sus críticos le han hecho daño pero, sus defensores a ultranza le han hecho tanto o más. Esta semana se ha hablado mucho de Guti. O más bien ha sido el madridista el que ha hablado demasiado. Su aparición en Informe Robinson cumplió las expectativas. En la entrevista fue capaz de decir que adoraba vivir en Madrid para a la siguiente intervención comentar que la capital era “un pueblo” y necesitaba salir de allí como fuera. Terminó diciendo que su sueño era vivir en Bangkok. Con una moto.

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Pero cuando Guti habla en el campo, pocos matices se le pueden poner. Pasarán los años y se seguirá debatiendo sobre él. ¿Calidad en estado puro o talento desaprovechado? ¿Capaz de mantenerse más de una década en el Madrid o incapaz de ser titular indiscutible en 14 años? ¿Genio o farsante? Pero de Guti nos quedarán sus imágenes. Y el taconazo en Riazor es lo más grande que se ha visto en años en un campo de fútbol.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Los mejores del año

Los Óscar de 2009 (1ª parte)
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Las comparaciones del fútbol con el mundo del cine suelen ser muy acertadas. Jorge Valdano fue uno de los últimos en hacer referencia al séptimo arte para definir un aspecto futbolístico: “Florentino Pérez prepara una superproducción”. Llegados al final de 2009 es hora de echar la vista atrás y elegir a los protagonistas del año que se cierra. Cada uno de los elegidos vivió alguna historia digna de la película más taquillera de Hollywood, aquí va este particular top.
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“Alien: Resurrection”: Ronaldo Nazario
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Iba para crack, para el mejor de la historia según algunos. Sus incursiones en la defensa contraria recordaban las del más sanguinario Alien en las naves espaciales. Completó dos campañas estratosféricas en Barcelona e Inter antes de destrozarse la rodilla por dos veces consecutivas. Adaptó sus condiciones físicas (mayor peso, menos explosividad) al juego. Redujo su campo de acción a los últimos 15 metros. Perdió velocidad, es cierto, pero ganó en experiencia y definición. Con todo, se convirtió en el mejor delantero del mundo, el máximo goleador de la historia de los mundiales y conquistó títulos allí por donde fue.
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Superada la treintena y con una forma física que recuerda al gremio de los ex jugadores volvió a reventarse la rodilla. Esta vez sí parecía su final. Pero volvió y sigue goleando en la liga brasileña. Es cierto que no es la más competitiva del mundo, que los defensas piensan en mil tareas antes que en defender, que tira los penaltis y que todo el equipo juega para él. Pero no nos quedemos en lo trivial, lo cierto es que Ronaldo ha vuelto a reinventarse. Ya ni siquiera corre más de 10 metros, ni puede irse de más de un defensa, pero sigue siendo un delantero competitivo. Es el tercer Ronaldo que se ha conocido y, con las mayores limitaciones del mundo, sigue haciendo goles. Por esto y por lo que ha representado para la historia del futbol merece un puesto entre los más destacados del año.
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“Esta casa es una ruina”: Atletico de Madrid.
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Lo del Atleti ya suena a cachondeo. El año no ha sido tan malo como se da a entender, pero es que el Atlético vende más por sus sufrimientos que por sus celebraciones. Ha jugado Champions, ha completado buenos partidos como ante Barcelona y Real Madrid la temporada pasada y aún está vivo en las tres competiciones, pero aunque la fachada es aparente, por dentro esta casa es una auténtica ruina.
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Unos dirigentes que son acusados día sí y día también de chorizos, un crack como Agüero que piensa más en su futuro lejos del Manzanares que en cómo arreglar los problemas, un entrenador destituido con rajada de algún jugador incluida, un técnico nuevo que da síntomas de hartazgo cuando no lleva un mes en el cargo. Es cierto que al Atlético se le tiene que dar horriblemente mal la campaña para bajar, pero en el club la palabra descenso crea un miedo inimaginable. Ya le ocurrió hace no tantos años y la plantilla no se lo creía. Que se lo pregunten a los Kiko, Valerón, Hasselbaink, Baraja, Capdevila, Molina y compañía. Si al final el desastre se consume, lo bueno que le queda al Atleti es que su gabinete de comunicación preparará un anuncio espectacular que hará a los colchoneros sentirse más orgullosos que nunca (ver “Papá, ¿por qué somos del Atleti?” o “Un añito en el infierno”). Así es el Atleti, una casa que sólo interesa cuando las cosas van rematadamente mal. Una casa que es una ruina.
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“Memento”: Ronaldinho
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Cualquier tiempo pasado fue mejor. El protagonista de Memento era un hombre atormentado incapaz de generar recuerdos a corto plazo. La última imagen en su cabeza es la de su mujer falleciendo y por eso se tatúa en su cuerpo todo lo nuevo que le ocurre para evitar olvidarlo. El crack brasileño ya no es capaz de recordar cómo se regateaba, ni cómo se pone en pie a la afición con quiebros imposibles, pases mirando al tendido o regates de fantasía. Quizás tenga que tatuarse en su cuerpo los recuerdos de cuando fue el numero uno y asombraba a todo el planeta.
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Aún se observan ciertos atisbos de un jugador que fue grande, pero insuficientes para volver a la cima. En el Milan es intrascendente, en la selección brasileña lucha por ir citado y su nombra suena a pasado en las galas de entrega de premios de final de temporada. 2010 es un año decisivo para él. El Milan quiere volver a estar arriba y la Copa del Mundo puede servir de incentivo para que Ronaldinho vuelva a centrarse de una vez por todas. Esperando su vuelta, siempre nos quedará la videoteca para asombrarnos con su magia en el Barcelona. Estos videos de jugadas maravillosas son sus particulares tatuajes.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Los problemas del Real Madrid

Horizontales y verticales
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Para un mejor entendimiento simplificaremos el problema. Sólo existen dos tipos de jugadores: los horizontales y los verticales. Los futbolistas verticales tienen la portería rival como obsesión. Son rápidos, eléctricos pero su entendimiento del juego a nivel general brilla por su ausencia. El jugador vertical cree que el camino más corto entre el punto “A” y el “B” es la línea recta. El brasileño Ronaldo era el prototipo de esta especie. Podía pasarse 89 minutos sin tocar la bola, pero cuando se le metía entre ceja y ceja el arco rival más de uno se ponía temblar.
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El jugador horizontal es más cerebral. Entiende el juego como un todo e intenta que sus acciones se adecúen al bien del equipo. Para llegar a un punto “B” desde otro “A”, muchas veces hay que dar algún rodeo. Zinedine Zidane es un buen ejemplo. En la primera era galáctica, con una plantilla llena de jugadores verticales (el propio Ronaldo, Figo o Roberto Carlos), el francés marcaba el ritmo del partido. La forma de jugar del Real Madrid se basaba en gran parte en lo que Zidane enseñaba en el campo, otros se encargarían luego de definir.
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Para la presente temporada, Florentino Pérez se propuso devolver al Real Madrid a lo más alto. Prometió no repetir los errores del pasado, pero nadie puede evitar hacer referencia a las analogías entre las dos épocas. Volvió a llenar el campo de jugadores verticales: al tan efectivo como poco participativo Higuaín, se le unieron el definidor Benzema y el jugador con la verticalidad más acentuada del mundo, Cristiano Ronaldo. El explosivo estaba comprado, sólo faltaba quien encendiera la mecha. Xabi Alonso fue nombrado capataz de las labores de construcción desde el medio del campo, como ocurre en la mayoría de equipos. Al pensar en el otro encargado de darle empaque al juego madridista se pensó en Kakà y ahí empiezan los problemas.
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Media punta de las últimas temporadas en el Milan, el brasileño fue fichado como el Zidane de la segunda era galáctica, el encargado de participar activamente en todas las jugadas ofensivas de los blancos. Tres meses después de su llegada, Kakà ha demostrado que se trata de un jugador totalmente vertical, alejado de la horizontalidad de Zizou. Sus armas no son la pausa, el cambio de juego o la protección del balón, características excelsas en el francés, sino que destaca por su conducción de balón y pase en los metros finales.
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Contra el Barça se vio la mejor versión de Kakà y del Madrid. Ante un equipo con predominio de jugadores horizontales (Busquets, Xavi, Iniesta e incluso Henry o Ibrahimovic), los verticales del Madrid lo tuvieron fácil: presionar arriba, forzar errores del rival y aprovechar los espacios dejados con velocidad. Los Cristiano, Higuaín o Kakà se sintieron muy a gusto y el Madrid demostró que es un rival a tener en cuenta en los grandes partidos.
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El problema está en la regularidad. En un partido de poder a poder, la velocidad en las acciones puede causar estragos, pero ¿qué ocurre cuando el rival es claramente inferior? En estos casos, el contrario tiende a encerrase. A levantar un muro delante de su portería de manera que para los jugadores verticales es más difícil el acceso. Entre un punto “A” y uno “B” con un muro de hierro en medio del camino, los jugadores verticales tienen a chocarse una y otra vez contra el obstáculo. Ahí es donde se hace necesaria la función del jugador horizontal que les explique que para sortear el muro lo mejor será rodear el mismo.
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Al Madrid le sobra calidad para asustar a cualquiera pero le falta elaboración para superar todos los obstáculos. De momento ha demostrado que sabe jugar con inteligencia un partido de poder a poder, que no es poco. Le falta aplicar la fórmula a partidos con exigencias distintas. Y esta vez, lamentablemente, no está Zidane.

martes, 24 de noviembre de 2009

Sergio Busquets, de promesa a indiscutible

El pivote pulcro
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Temporada 2007-08. Un técnico joven y con ideas revolucionarias destaca en le tercera división catalana. Se trata de Pep Guardiola y su Barcelona B que comanda con suficiencia la clasificación con jugadores de calidad y un juego de toque no habitual en tales categorías. Un grupo de ojeadores de equipos de Primera (entre los que se encuentra Víctor Orta, mano derecha de Monchi en el Sevilla) observa con detalle las evoluciones del equipo de Pep en un partido. Pronto se inicia un debate sobre el medio centro del filial culé. Es alto, espigado, con la cabeza siempre arriba, buscando la solución más fácil. Hace todo con limpieza, naturalidad y apenas pierde balones, pero sus críticos salen a la luz: juega a un ritmo demasiado bajo, demasiado sobrado. Poco competitivo, piensan, para categorías superiores. “Este chico no vale para Primera”, es la conclusión que saca la mayoría de los presentes.
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Dos años después, Sergio Busquets sigue jugando con el mismo aire de suficiencia que lo hacía entonces. Rara vez se le ve hacer un regate, o un pase entre líneas espectacular, o llegar con peligro al remate (exceptuando las jugadas de estrategia). Pero rara vez yerra un pase. Las estadísticas televisivas suelen centrarse en el número de pases acertados por Xavi a lo largo de un partido, pero más de uno se sorprendería si mostraran las de Busquets. Su clarividencia para buscar la solución correcta en el pase hace que la consideración de pivote “defensivo” suene injusto en su caso.
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Además, tiene 21 años pero juega como un veterano de 31. Utiliza el cuerpo como pocos para cubrir el balón y tiene el oficio necesario para competir al máximo nivel (junto a una tendencia salgadiense – perteneciente a Michel Salgado- a exagerar las entradas del rival revolcándose por el suelo). Su personalidad es evidente: “Me llamo Sergio, no Sergi”, repite a la prensa a pesar de que en la web del club se refiera a él en ciertos textos catalanizando su nombre. Y esa personalidad se traduce en el césped, con aire de futbolista de barrio que no se arruga ni ante el argentino más barriobajero. Los jugones del Barça y la selección seguro que lo agradecen.
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Busquets siempre se ha visto envuelto de un halo de buena suerte. Que Guardiola haya sido tu entrenador en Tercera lo demuestra. Que al subir al primer equipo te rodees de Xavi, Iniesta, Toure o Keita también. Incluso con cuatro años, el ángel de la guarda de Busquets le salvo de la tragedia. El entonces portero del primer equipo y padre de la criatura, Carlos Busquets, salvo con un gesto heroico a su hijo de una plancha que se le venía encima. El protector padre sacrificó sus manos de guardameta culé por la salud de su pequeño. Aunque otra versión de los hechos señaló entonces a un accidente de moto (prohibido en el código interno del Barça) como verdadero culpable de la baja.
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Sea como fuere, con mayor o menor dosis de suerte, el mérito del pivote barcelonista es incuestionable. A su lado, todos son más felices. En la selección, el deprimido madridista Xabi Alonso sabe que puede salir tranquilamente al ataque porque cuando vuelva a su posición defensiva habitual, el bueno de Busquets tendrá todo recogido y limpio. Algo parecido a lo que le ocurre a Xavi en Barça. El pulcro Busquets tiene como misión especial que todos sus acompañantes sean un poco más felices a su lado.
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El Barça y la Selección juegan de lujo. ¿El punto en común? Para la mayoría de analistas el cerebro de Xavi, la verticalidad de Iniesta o la seguridad de Piqué. Pero no olvidemos que el que mantiene todo limpio y ordenado es Busquets. El pulcro Busquets.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Jesús Navas y Pablo Hernández, por un puesto en la lista

El rey del silencio y el maestro del bullicio
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Agosto de 2010. Minuto 70 de los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica. España pierde uno a cero contra Italia y el fantasma de los cuartos asalta la conciencia de los españoles. Del Bosque necesita una solución de urgencia y prepara un cambio; algo diferente que cambie el rumbo del encuentro y eso solo se lo puede dar un extremo eléctrico que acelere el ritmo del juego. Del Bosque mira al banquillo y solo encuentra un jugador de tales características. En ese momento recuerda el momento de dar la convocatoria y cómo tuvo que decidir para el puesto entre dos hombres: Jesús Navas y Pablo Hernández. Dos jugadores tan similares y tan diferentes.
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Jesús y Pablo son dos chicos introvertidos. Lejos del aspecto hercúleo de los futbolistas de hoy en día, ambos tienen una apariencia frágil, de futbolista de antes, y su juego se encarga de demostrarlo; buscan cobijo en la banda donde la verticalidad y rapidez en las acciones preside su juego. Como los extremos a la antigua usanza. Sus similitudes son varias: nacidos en el 1985, los dos sobrepasan justitos el metro setenta de estatura y son capitales en el foco ofensivo de sus equipos. Pero Jesús Navas y Pablo Hernández tienen algo que los diferencia: el ruido.
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El 23 de noviembre de 2003 Jesús Navas debutaba en Primera División dos días después de cumplir la mayoría de edad. Desde su estreno, la vida deportiva de Navas ha estado acompañada de un ruido ensordecedor. Familiar hasta extremos impensables, Navas ha desarrollado una dependencia de su entorno más próximo que le ha impedido poder ir a las concentraciones de los equipos en los que militaba. Su evolución en el futbol español ha sido tan vertiginosa como su forma de eliminar defensas. Pronto los periódicos se encargaron de nombrarlo como la nueva perla de la cantera sevillista. Ruido. Su problema con las concentraciones y la necesidad de acudir a los psicólogos le dieron un toque de morbo del que gusta en los medios. Más ruido.
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Al mismo tiempo que Navas deslumbraba con el Sevilla, Pablo Hernández disputaba con el juvenil del Valencia su última campaña antes de ser cedido al Onda, de Tercera División. Luego le siguieron las experiencias del Valencia B y Cádiz hasta llegar a Getafe, donde se hizo un sitio en Primera, sin que tocara las categorías inferiores de la Selección. Su vuelta al Valencia no aclaró su camino: debía luchar con un puesto con Joaquín. Hasta marzo no completo ningún partido completo, pero a partir de este momento se hizo indiscutible. En el Valencia sus actuaciones siempre están a la sombra de los mediáticos Silva, Mata y Villa, aunque lidere el apartado de más asistencias de gol en Liga. Silencio. Su carácter tímido y sus pocas apariciones en los medios tampoco ayuda. Más silencio.
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Jesús ha encontrado siempre el reconocimiento de afición y medios, a Pablo le ha costado mucho más. Jesús ha sido un habitual en la banda derecha sevillista casi desde su debut, Pablo ha tenido que deambular por diversos escenarios hasta ganarse el respeto en su casa. Jesús ha luchado con el viento a favor de un equipo que atravesaba el mejor momento de su historia, Pablo ha sobresalido dentro de la mayor crisis institucional del conjunto che. Navas tiene a su favor la opinión pública y una campaña mediática, brillantemente iniciada desde Sevilla, que cada vez gana más adeptos. A Pablo Hernández le avala lo de siempre: competitividad para ir derribando todas las barreras que se le pongan por delante. Eso sí, silenciosamente.
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Restan 20 minutos contra el muro italiano para cambiar la historia de España. Tiempo para los valientes y los futbolistas sin complejos, para los acostumbrados a la lucha. El cuarto árbitro señala el cambio. Silva abandona el campo y en su lugar entra...

domingo, 18 de octubre de 2009

Raúl, suma y sigue

El hombre con más suerte del mundo
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Existen delanteros goleadores y otros que son más asistentes. Los que saben jugar de espaldas y los que prefieren espacios abiertos para aprovechar las contras. Los hay chupones y los que prefieren combinar con sus compañeros. Los que trabajan incansablemente dificultando el juego rival y los que parecen apáticos hasta que les llega un balón en condiciones. Los hay altos y bajitos. Zurdos y diestros. Rubios y morenos. Guapos y feos. Y luego esta Raúl, inclasificable.
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Si se tuviera que elegir la principal característica del 7 blanco muy pocos se pondrían de acuerdo. Descartadas la velocidad y el regate por razones obvias, no parecen servir como principales armas de Raúl su golpeo de balón, una calidad desmesurada o el pase milimétrico. Ardua tarea la de definir al 7 blanco. Quizás el que mejor definió el juego de Raúl fue Jorge Valdano. “Raúl es el crack mental”, explicó. Bonitas palabras con acento argentino, pero palabras sin más, poco traducibles de cara a explicar sus actuaciones en campo de juego.
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Existe otra segunda visión para definir a Raúl, la de sus críticos. El crítico de Raúl es un sujeto singular. Esta acostumbrado al cambio, a la novedad, a encumbrar al nuevo antes de ver la misma cara todos los domingos. Prefiere la cocina moderna a los platos tradicionales. Los nuevos héroes del videojuego a Mario Bross. El Powerade sabor kiwi que el clásico Aquarius. La joven de minifalda que su mujer de toda la vida. El bar de la esquina es su lugar elegido para efectuar su disección, con una buena dosis de cerveza en la mano. En la exposición de su desmenuzado estudio elige un tono de voz más alto del habitual, sin duda para que sus argumentos puedan escucharse con mayor facilidad.
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Suelen ser gurús del análisis deportivo, con grandes conocimientos tácticos, que traducen su concienzudo examen en una frase: “Ese tío tiene mucha suerte”. Hay que agradecerles que después de un estudio tan complejo tengan la delicadeza de traducirlo en una frase que todo el mundo pueda comprender. Resulta curioso, por cierto, que entre este género de analistas deportivos no figure ninguna persona del mundo del fútbol. Ningún jugador, dirigente o entrenador (los que se supone que más saben de esto) ha dirigido nunca una mala palabra hacia Raúl.
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Pero centrémonos en Raúl. Aceptemos esa teoría. Raúl es un hombre con suerte. El tío con más suerte del mundo habría que añadir, porque 15 años después sigue mostrándola domingo a domingo. Pero, ¿acaso no es eso un mérito? Una película española llamada “Intacto” ofrece una curiosa teoría sobre la suerte. En el film, los protagonistas compiten por ver quién tiene mas suerte de todos sometiéndose a pruebas que ponen en riesgo su propia vida. En la película se mantiene la tesis de que la suerte no es aleatoria, sino que es una virtud que algunos individuos tienen y otros no. Si dos personas juegan a la ruleta rusa, el que se vuele la tapa de los sesos de un balazo no se decidirá de forma casual, sino que lo hará el que tenga intrínsecamente peor suerte, al igual que ante un test de inteligencia el más inteligente obtendrá mejores resultados.
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En esta película, Raúl seria campeón del mundo de ruleta rusa. Nunca se ha visto un jugador con más suerte en el césped. Hace el desmarque al primer palo y resulta que casualmente es el lugar al que Granero envía el balón. Decide golpear con el exterior y, casualidades de la vida, el portero yace acostado sobre el primero. Tras una cabalgada de Marcelo, prefiere esperar la pelota en el punto de penalty en vez de entrar en el área pequeña. Pero la suerte le vuelve a sonreír y ese es el lugar donde el brasileño envía el balón. Partido tras partido, semana tras semana, temporada tras temporada Raúl sigue dando muestras de brillantez, perdón de suerte, y sigue sumando récord tras récord en su museo particular.
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Así es Raúl, el hombre con más suerte del mundo. O “el crack mental” si se prefiere decir en verso. Llegara un día, más pronto que tarde, que Raúl dejará el fútbol y entonces lo extrañemos, especialmente sus críticos que echarán en cara a los nuevos jugadores que no se comporten como Raúl. Pero tranquilidad, el día que lo deje seguramente le tocará la lotería. Es lo que tiene ser el hombre con más suerte del mundo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Athletic de Bilbao a punto de hacer historia

Disfrutemos de un histórico
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Tres jornadas de liga y tres equipos comandan la clasificación. Todas las apuestas señalaban como lógico el inicio de Madrid y Barça, pero sorprendentemente no están solos. Les acompaña el Athletic de Bilbao, otro histórico. Y a uno no puede más que agradarle la clasificación de esta institución en lo más alto de la liga, aún sabiendo que lo suyo sí será pasajero. Es el Athletic un equipo acostumbrado a sufrir en los últimos tiempos. Su propio apodo de “leones” encierra ese dramatismo. Cuenta la leyenda, que San Mamés, santo que da nombre al estadio, fue un mártir cristiano que, obligado por los romanos a abandonar su fe, fue en última instancia arrojado a los leones. San Mamés consiguió amansar a las fieras con lo que a los verdugos no les quedó otra solución que sacrificarlo clavándole un tridente en el abdomen. El Athletic lleva demasiado tiempo con ese tridente: 25 años sin celebrar título alguno.
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Pero lejos de desangrarse el conjunto bilbaíno da últimamente muestras para el optimismo. Primero fue la ansiada final de Copa, y su correspondiente clasificación para la UEFA. Ahora, es este prometedor inicio en liga con una nueva generación de jóvenes con descaro y buenas maneras. A los Llorente, Javi Martínez o Toquero, se unen ahora jugadores como Muniaín o Aketxe (vasco por su apellido, porque por aspecto bien parece un surfero californiano). Junto a ese aire de novedad, el Athletic sigue representando los valores más tradicionales del fútbol. Todo, empezando por su equipación, tiene un aroma clásico. Jugadores de las proximidades, sentimiento de pertenecer a algo más que un equipo de fútbol, jugar en el único estadio que ha visto todas las temporadas de historia de la liga española, la continua evocación a mitos del club (como el busto de Zarra) etc.
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Su fútbol dista mucho de lo que ofrecen Real Madrid y Barcelona. Lo del Athletic recuerda a épocas pasadas. La rapidez en sus acciones, reforzadas por una tremenda entrega, lucha y noble agresividad, hacen de los bilbainos un equipo de rachas. Al más puro estilo Braveheart, cuando el Athletic tiene sus minutos de furia, apoyados por su fiel hinchada, el rival no encuentra lugar en el que esconderse, ni cueva en la que refugiarse. También puede ocurrir que estos atributos poco futbolísticos no sean suficientes, y es entonces cuando el Athletic sufre. De hecho está bastante acostumbrado a sufrir en los últimos años.
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Para quien no entienda lo que es el Athletic debería ver la semifinal de Copa del año pasado frente al Sevilla. Con una copiosa lluvia, para darle un aspecto más heroico a la cita, los leones recibían al Sevilla con la obligación de remontar un gol si querían estar en la final 25 años después. Al vendaval metereológico se unió el futbolístico del Athletic. Tan solo tardó unos minutos en darle la vuelta a la eliminatoria. El ambiente fue fabuloso, el fútbol desplegado por los rojiblancos también. El resultado: la ansiada final de Copa por fin llegó.
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Para quien no entienda lo que significa ser aficionado del Athletic debería pasarse algún domingo por San Mamés, la Catedral. O cualquier estadio donde la afición se desplace en masa, como ocurrió en Valencia durante la pasada final de copa. Una afición que llenó las calles de Valencia repleta de optimismo, cánticos y respeto por el rival. Una afición que no cesó de animar a su equipo ni aún cuando perdía por 1-4. Una afición que una vez concluido el encuentro se puso en pie para ovacionar por igual a los dos finalistas, al vencedor y al derrotado, sin entender de fanatismos.
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Así es el Athletic de Bilbao, el tercer equipo en la clasificación histórica de la liga, el único junto a Madrid y Barça en permanecer todas las temporadas en primera división, el mismo que fue el padre y sirvió como embrión del Atlético de Madrid. Pero además de estos datos históricos, el Athletic es a día de hoy líder junto a Madrid y Barça de la liga española. Si hoy gana en Tenerife sumará cuatro victorias en las cuatro primeras jornadas de liga por primera vez en su historia. Disfrutemos de este histórico mientras podamos, que seguro llegarán tiempos peores para los leones, donde el tridente del abdomen dolerá un poco más.