martes, 24 de noviembre de 2009

Sergio Busquets, de promesa a indiscutible

El pivote pulcro
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Temporada 2007-08. Un técnico joven y con ideas revolucionarias destaca en le tercera división catalana. Se trata de Pep Guardiola y su Barcelona B que comanda con suficiencia la clasificación con jugadores de calidad y un juego de toque no habitual en tales categorías. Un grupo de ojeadores de equipos de Primera (entre los que se encuentra Víctor Orta, mano derecha de Monchi en el Sevilla) observa con detalle las evoluciones del equipo de Pep en un partido. Pronto se inicia un debate sobre el medio centro del filial culé. Es alto, espigado, con la cabeza siempre arriba, buscando la solución más fácil. Hace todo con limpieza, naturalidad y apenas pierde balones, pero sus críticos salen a la luz: juega a un ritmo demasiado bajo, demasiado sobrado. Poco competitivo, piensan, para categorías superiores. “Este chico no vale para Primera”, es la conclusión que saca la mayoría de los presentes.
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Dos años después, Sergio Busquets sigue jugando con el mismo aire de suficiencia que lo hacía entonces. Rara vez se le ve hacer un regate, o un pase entre líneas espectacular, o llegar con peligro al remate (exceptuando las jugadas de estrategia). Pero rara vez yerra un pase. Las estadísticas televisivas suelen centrarse en el número de pases acertados por Xavi a lo largo de un partido, pero más de uno se sorprendería si mostraran las de Busquets. Su clarividencia para buscar la solución correcta en el pase hace que la consideración de pivote “defensivo” suene injusto en su caso.
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Además, tiene 21 años pero juega como un veterano de 31. Utiliza el cuerpo como pocos para cubrir el balón y tiene el oficio necesario para competir al máximo nivel (junto a una tendencia salgadiense – perteneciente a Michel Salgado- a exagerar las entradas del rival revolcándose por el suelo). Su personalidad es evidente: “Me llamo Sergio, no Sergi”, repite a la prensa a pesar de que en la web del club se refiera a él en ciertos textos catalanizando su nombre. Y esa personalidad se traduce en el césped, con aire de futbolista de barrio que no se arruga ni ante el argentino más barriobajero. Los jugones del Barça y la selección seguro que lo agradecen.
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Busquets siempre se ha visto envuelto de un halo de buena suerte. Que Guardiola haya sido tu entrenador en Tercera lo demuestra. Que al subir al primer equipo te rodees de Xavi, Iniesta, Toure o Keita también. Incluso con cuatro años, el ángel de la guarda de Busquets le salvo de la tragedia. El entonces portero del primer equipo y padre de la criatura, Carlos Busquets, salvo con un gesto heroico a su hijo de una plancha que se le venía encima. El protector padre sacrificó sus manos de guardameta culé por la salud de su pequeño. Aunque otra versión de los hechos señaló entonces a un accidente de moto (prohibido en el código interno del Barça) como verdadero culpable de la baja.
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Sea como fuere, con mayor o menor dosis de suerte, el mérito del pivote barcelonista es incuestionable. A su lado, todos son más felices. En la selección, el deprimido madridista Xabi Alonso sabe que puede salir tranquilamente al ataque porque cuando vuelva a su posición defensiva habitual, el bueno de Busquets tendrá todo recogido y limpio. Algo parecido a lo que le ocurre a Xavi en Barça. El pulcro Busquets tiene como misión especial que todos sus acompañantes sean un poco más felices a su lado.
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El Barça y la Selección juegan de lujo. ¿El punto en común? Para la mayoría de analistas el cerebro de Xavi, la verticalidad de Iniesta o la seguridad de Piqué. Pero no olvidemos que el que mantiene todo limpio y ordenado es Busquets. El pulcro Busquets.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue hacer esto y el domingo, hala... ROJA.
Aún así el chaval es un fenómeno y tiene un futuro demoledor.

Mucho Busquets, el portero, jiajia

Natal

NachoAzparren dijo...

pero no solo esto. cuando hice el del Athletic q iba colider, perdio 3 seguidos. Hice uno criticando al Milan y desde entonces solo gana...

preparo uno criticando a Kaka, a ver si sigue la suerte jeje