viernes, 28 de agosto de 2009

Las ventas de los holandeses debilitan al Madrid

Florentino, Robben y el servilismo
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Florentino construye una gran plantilla”, “El equipo más equilibrado de los últimos años”, “Ahora el Madrid dispone de fondo de armario”, “Pérez aprende de sus errores”… titulares como estos se podían leer en el diario Marca apenas hace una semana. El Madrid asustaba. Cuando los titulares no sentenciaban, los Sneijder, Guti, Robben o Higuaín salían desde el banquillo para reventar el partido. En dos días esta visión ha dado un giro radical.
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Sneijder y Robben han salido del equipo en 48 horas. Dos jugadores jóvenes, con proyección, los mejores del equipo en las dos últimas temporadas (Sneijder hace dos y Robben el año pasado) y que se antojaban importantísimos para que el Madrid no sufriera los mismos males que en la primera época galáctica: la falta de recursos más allá del once inicial. Y, además, el Madrid vuelve a quedar como el más tonto de Europa. Pregunta por Ribery y le dicen que cuesta 80 millones, se lleva los reproches del Bayern todo el verano y al final acaba vendiendo a Robben a los alemanes por 25. ¿Realmente hay tanta diferencia entre los dos jugadores?
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Y es que con las ventas este Madrid cada vez recuerda más al de la primera época de Florentino, sobretodo cuando Queiroz se sentó en el banquillo. Ese año el equipo hizo un fútbol fantástico, arrasaba en todas las competiciones, Ronaldo era demoledor, Casillas un salvador cuando la cosa se torcía. Pero eran 11 jugadores, o más bien 10 y el parche de Pavón, llevado al once por razones propagandísticas. El equipo llegó reventado al final de temporada y el resultado es de todos conocido, año en blanco.
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Tras las ventas de estas dos piezas, lo lógico es oír voces discrepantes en torno a la decisión. Pues no. Salvo contadas excepciones en artículos de opinión, la corriente iniciada por el Marca ha sido la de intentar defender a capa y espada la decisión de Florentino. El servilismo del diario con el presidente blanco alcanza cotas vergonzosas con la portada de hoy. Bajo el titular de "Bien vendido" el diario justifica la venta en cuatro razones. La primera, que el propio Robben pidió irse, cuando de sus declaraciones nunca se ha desprendido tal cosa, más bien todo lo contrario. La segunda, que se ha perdido 36 partidos en dos años, aunque teniendo en cuenta su papel esta temporada se podría haber cuidado su salud dosificándole adecuadamente. La tercera y más irrisoria, que los merengues sacan a los alemanes 25 kilos en plena crisis (sic), creo que no hará falta acordarse de lo que ha "sacado" media Europa al Madrid en el mismo tiempo de crisis. La cuarta, un habitual ejercicio de futurología: Ribery vendrá la próxima temporada o esta.
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Se trata de un intento descarado de intentar justificar la venta y que la gente no critique la decisión. Un ejercicio que ni los propios medios del club hubieran hecho tan bien. Nunca se había visto un ejemplo de servilismo tan claro, la portada debería ser enseñada en las facultades de periodismo de todo el país, concretamente en la asignatura de periodismo institucional.
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Una vez más queda claro el respeto y/o miedo que crea la figura de Florentino Pérez en los medios de comunicación. Al presidente blanco no le tembló el pulso a la hora de eliminar las personas del área de comunicación del club, ni de disolver Realmadrid Radio dejando a una treintena de profesionales en la calle, porque sabe que el sector de los medios está en su mano. Y en caso de problemas, la verborrea de Valdano siempre ayuda. Pero el fútbol es ante todo resultados y cuando estos lleguen no hay nada que pueda disimularlos ni disfrazarlos de otra cosa. Al final de temporada veremos qué ha ganado el Madrid. Si hay títulos, Florentino volverá a ser el ser superior. Si no los hay, Florentino será demonizado. Claro que siempre puede volver a abandonar el barco merengue a mitad de temporada por la puerta de atrás. No sería la primera vez…

jueves, 20 de agosto de 2009

Real Madrid- Barça, aspirante y campeón en el ring

El combate del Siglo
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En 1973 en Kingston (Jamaica) Frazier defendía su título de campeón de los pesos pesados contra el aspirante George Foreman. A los dos asaltos, Foreman había tumbado unas seis veces a Frazier hata dejarlo KO. Ayer, el Real Madrid se presentaba en el panorama europeo como invitado de lujo en la fiesta del Borussia Dortmund. A los dos minutos, una obra de arte de Kaka había dejado en bandeja el primer gol a Granero para encarrilar el partido. Ambos casos fueron ejemplos de contundencia. Golpes directos, certeros, potentes. Los rivales, que apenas habían entrado en calor, se van a la lona, ante unos golpes que apenas pueden preveer.
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Y es que este Real Madrid de Pellegrini tiene algo de los púgiles más duros como Foreman, acaba con sus rivales en la lona por KO. Poco se ha visto hasta la fecha del juego que pretende el chileno, en cambio sí se ha confirmado una sospecha: la pegada de este Madrid es brutal. Aún es pronto para poder analizar a fondo este nuevo Real Madrid. Casillas debe ajustar sus salidas en balones colgados, la defensa titular tiene que alcanzar una compenetración que solo es posible con la continuidad de la alta competición, Xabi Alonso ha de hacerse definitivamente con los galones, los de arriba deben empezar a conocerse, jugadores como Guti o Robben han de aceptar su condición de revulsivos y, sobretodo, Cristiano Ronaldo debe empezar a disfrutar con el balón. Pero si algo ha mostrado el nuevo Real Madrid que recuerda a la anterior época galáctica es que no necesita jugar bien para machacar a los rivales. Sus golpes son terribles.
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Claro que si el Real Madrid es Foreman, el Barcelona necesariamente tiene que ser comparado con Ali. El boxeador bailaba sobre el cuadrilátero como el Barça baila a sus rivales sobre el verde. Su propuesta es diferente: fútbol fluido, donde el balón circula a la velocidad que se movían los pies del gran Muhammad. No es que le falte pegada, ni tenga que envidiarle este aspecto al Real Madrid. Es que sus virtudes son tantas que la contundencia en el área queda en un segundo plano. Sin embargo, segundas partes nunca fueran buenas, y habrá que ver hasta que punto el juego del Barcelona se ha convertido en previsible y los rivales ya se han estudiado esa lección. Ya el año pasado el Chelsea le puso contra las cuerdas, aunque un directo en el último asalto del peso mosca Iniesta mandó a los ingleses a la lona. El Manchester City es un ejemplo de que los culés no contarán este año con el factor sorpresa.
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Conocemos la propuesta del Barça, aún impresionados por su temporada del año pasado. El Real Madrid aún está redactando la suya, pero lo que sugiere tiene visos de grandeza. El combate será apoteósico, casi tanto como la batalla de Kinshasa entre los dos mejores boxeadores de la historia: Foreman y Ali. En aquella ocasión la victoria fue para Ali. Aunque el favorito era Foreman, lo que estropea la comparación con este Madrid- Barça. Campeón y aspirante esperan impacientes en sus esquinas, la atractiva chica de turno se pasea por el ring anunciando el primer asalto, el árbitro llama a los contendientes. Suena la campana, comienza el combate…

lunes, 17 de agosto de 2009

Arsene Wenger y la enésima reconstrucción

Atrapado en el Arsenal
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En la película “Atrapado en el tiempo”, el meteorólogo Phil Connors (Bill Murray),se ve atrapado en el mismo día 2 de febrero, el famoso día de la Marmota en Estados Unidos. Todas las mañanas se levanta bajo el mismo mensaje de la radio y repite una y otra vez las mismas acciones hasta desesperarse. Arsene Wenger bien podría haber sido el protagonista de la película en vez de Bill Murray.

A Wenger le pasa una cosa parecida todos los años. Cada pretemporada supone una pérdida significativa en su plantilla. Las estrellas que han visto crecer su áurea en el Arsenal abandonan la mano de Wenger, ansiosos de dinero y títulos en otros lugares. Lo hizo Henry en su momento, como Vieira, Overmars, Petit o Anelka. Los últimos en seguir tan peligroso camino fueron Adebayor y Kolo Toure, directos a los euros del poderoso –económicamente- Manchester City. Y el adjetivo de “peligroso” no es gratuito, muy pocos son los que han seguido su camino de éxitos lejos de los Gunners.

El Arsenal es un equipo que históricamente se caracterizó por el mal juego y la antipatía. Se le consideraba el apestado de Inglaterra, lejos de la simpatía que despertaban sus vecinos Tottenham o West Ham, acostumbrados a equipos que hacían disfrutar con su fútbol. Aunque, a decir verdad, el Arsenal siempre fue un equipo más ganador que los citados anteriormente, el más dominante de Londres. Todo cambió con la llegada de Wenger. El francés demostró que podía cambiar todos los años de historia anteriores. Wenger transformó por completó la idea de fútbol rudimentario que se había instalado en las cabezas de los aficionados que acudían a Highbury. El Arsenal sufrió una metamorfosis en poco tiempo: pasó de ser el último club con las señas de identidad británicas clásicas a convertirse en el más europeo de los clubes de la isla.
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Si algo ha caracterizado siempre al Arsenal es su apasionada hinchada. El famoso escritor Nick Hornby, quizás su mayor fan en el mundo, resume en el clásico “Fiebre en las gradas” su pasión por el Arsenal en una frase. “Me preocupa la perspectiva de morir a mitad de temporada”, sobran los comentarios. Estos aficionados fueron los primeros en aplaudir este cambio de mentalidad y en enamorarse de Arsene Wenger y su especial apuesta.
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Las consecuencias del cambio son que en las últimas décadas el Arsenal siempre ha sido asociado al buen fútbol y a jugadores de calidad que ponían la piel de gallina con sus actuaciones. Hablamos de Bergkamp, Kanu o el mismo Henry. Ahora, Wenger se enfrenta al mismo desafío de todos los años, reconstruir un equipo basado en la juventud. Ya en la primera jornada se puede comprobar que jugadores como Bendtner o Diaby ven súbitamente cambiar su rol de gregarios por las de jefes de filas en el esquema de los gunners en tan solo unos meses.
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Si la historia reciente del Arsenal siguiera el argumento de la película protagonizada por Bill Murray lo lógico es que los cañoneros practiquen un gran fútbol, den alguna que otra sorpresa en Europa, y acaben en un digno cuarto puesto en la Premier por detrás de los más poderosos económicamente Manchester, Chelsea y Liverpool. Pero cuidado, porque en “Atrapado en el tiempo” el protagonista al final consigue romper el maleficio y avanzar de día. Quizás el Arsenal pueda hacer algo parecido. De momento comienza la liga como líder.