lunes, 17 de agosto de 2009

Arsene Wenger y la enésima reconstrucción

Atrapado en el Arsenal
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En la película “Atrapado en el tiempo”, el meteorólogo Phil Connors (Bill Murray),se ve atrapado en el mismo día 2 de febrero, el famoso día de la Marmota en Estados Unidos. Todas las mañanas se levanta bajo el mismo mensaje de la radio y repite una y otra vez las mismas acciones hasta desesperarse. Arsene Wenger bien podría haber sido el protagonista de la película en vez de Bill Murray.

A Wenger le pasa una cosa parecida todos los años. Cada pretemporada supone una pérdida significativa en su plantilla. Las estrellas que han visto crecer su áurea en el Arsenal abandonan la mano de Wenger, ansiosos de dinero y títulos en otros lugares. Lo hizo Henry en su momento, como Vieira, Overmars, Petit o Anelka. Los últimos en seguir tan peligroso camino fueron Adebayor y Kolo Toure, directos a los euros del poderoso –económicamente- Manchester City. Y el adjetivo de “peligroso” no es gratuito, muy pocos son los que han seguido su camino de éxitos lejos de los Gunners.

El Arsenal es un equipo que históricamente se caracterizó por el mal juego y la antipatía. Se le consideraba el apestado de Inglaterra, lejos de la simpatía que despertaban sus vecinos Tottenham o West Ham, acostumbrados a equipos que hacían disfrutar con su fútbol. Aunque, a decir verdad, el Arsenal siempre fue un equipo más ganador que los citados anteriormente, el más dominante de Londres. Todo cambió con la llegada de Wenger. El francés demostró que podía cambiar todos los años de historia anteriores. Wenger transformó por completó la idea de fútbol rudimentario que se había instalado en las cabezas de los aficionados que acudían a Highbury. El Arsenal sufrió una metamorfosis en poco tiempo: pasó de ser el último club con las señas de identidad británicas clásicas a convertirse en el más europeo de los clubes de la isla.
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Si algo ha caracterizado siempre al Arsenal es su apasionada hinchada. El famoso escritor Nick Hornby, quizás su mayor fan en el mundo, resume en el clásico “Fiebre en las gradas” su pasión por el Arsenal en una frase. “Me preocupa la perspectiva de morir a mitad de temporada”, sobran los comentarios. Estos aficionados fueron los primeros en aplaudir este cambio de mentalidad y en enamorarse de Arsene Wenger y su especial apuesta.
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Las consecuencias del cambio son que en las últimas décadas el Arsenal siempre ha sido asociado al buen fútbol y a jugadores de calidad que ponían la piel de gallina con sus actuaciones. Hablamos de Bergkamp, Kanu o el mismo Henry. Ahora, Wenger se enfrenta al mismo desafío de todos los años, reconstruir un equipo basado en la juventud. Ya en la primera jornada se puede comprobar que jugadores como Bendtner o Diaby ven súbitamente cambiar su rol de gregarios por las de jefes de filas en el esquema de los gunners en tan solo unos meses.
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Si la historia reciente del Arsenal siguiera el argumento de la película protagonizada por Bill Murray lo lógico es que los cañoneros practiquen un gran fútbol, den alguna que otra sorpresa en Europa, y acaben en un digno cuarto puesto en la Premier por detrás de los más poderosos económicamente Manchester, Chelsea y Liverpool. Pero cuidado, porque en “Atrapado en el tiempo” el protagonista al final consigue romper el maleficio y avanzar de día. Quizás el Arsenal pueda hacer algo parecido. De momento comienza la liga como líder.

1 comentario:

Corazón Gunner dijo...

q mejor vuelta al blog q un articulo del grn ARSENAL!!!