lunes, 15 de junio de 2009

Del amateurismo a los contratos de imagen

Si Thorpe levantara la cabeza…
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Los 64 millones de euros por Kaká y 96 por Cristiano Ronaldo han puesto a más de uno nervioso. Primero fue Laporta y su discurso anti imperialista. Metzelder, Figo e incluso el Arzobispo de Barcelona quisieron unirse a la crítica. Los futbolistas se han convertido en inversiones, y todo se reduce al rendimiento económico. El dinero manda en el fútbol moderno y, a lo que algunos llaman mercenarios, otros prefieren definir como “profesionales”. Aunque parezca mentira, hubo un tiempo en el que el profesionalismo estaba perseguido. El profesionalismo implicaba cobrar dinero por hacer deporte y eso era algo contrario al espíritu olímpico. El dinero corrompía y no se podía permitir en un ambiente tan sano como el deportivo. Al profesional se le perseguía y se le echaba de este mundo, a veces sin escrúpulos.
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El caso más sangrante por injusto fue el del indio americano Jim Thorpe, uno de los atletas más versátiles de la historia. Capaz de vencer en pentlatón y decatlón y practicante habitual de fútbol americano, baseball y baloncesto, Thorpe se presentó a los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912 como una de las esperanzas de medalla de los americanos y como un orgullo para la tribu india Sac y Fox. Wa-Tho-Huk, su nombre en Kikapú traducido como "Sendero Brillante”, ganó cuatro medallas de oro y se convirtió en uno de los protagonistas indiscutibles de los Juegos. Su dominio en las pruebas era notorio, su record en pentlatón (8413 puntos) no sería superado en casi dos décadas.
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De pronto su carrera dio un vuelco inesperado. La prensa publicó que había jugado al baseball de forma profesional. Ocurrió en 1909, en la liga menor de la Eastern Caroline League. Se dice que su sabroso sueldo era de dos dólares por partido. El Comité Olímpico le retiró las medallas por haber formado parte de este equipo. El profesionalismo era el diablo y la reivindicación de Thorpe como signo de la superioridad india sobre el hombre blanco no le hizo tener muchos simpatizantes y facilitó la sanción. Hasta 1982 no se le restituyeron las preseas.
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El fútbol también comenzó con el mismo miedo por la profesionalidad. Hasta que los creadores del juego, los ingleses dieron el paso. Cuando en Europa y Sudámerica se jugaba de manera amateur, en el Reino Unido llegaba la profesionalización. De ahí les viene a los ingleses el sobrenombre de “Pross” que se sigue usando hoy en día. En España fue el mítico Ricardo Zamora el primero en cobrar por jugar al fútbol. Un portero que fumaba tres paquetes de tabaco al día y adoraba el coñac fue el primer ejemplo de profesionalidad en el fútbol español, una de las paradojas que nos da el fútbol.
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Tras la llegada de Havelange a la FIFA con sus amigos Adidas y Coca-Cola, el fútbol cruzó el límite y la profesionalización se queda corta para explicar el desarrollo que siguió el deporte rey. Contratos publicitarios, derechos de imagen, ingresos de merchandising… Florentino Pérez supo captar todos estos conceptos y enriquecer a un moribundo Real Madrid. Llegó un momento en que los fichajes parecían supeditados a su explotación comercial. Beckham sabía algo de esto.
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Ahora se plantea hacer un gasto sideral para recuperar el terreno perdido con el Barça. Los fichajes de los Kaká, Cristiano Ronaldo, Alonso o Silva supondrán un gasto enorme que no bajará de los 200 kilos. Mientras tanto en el Barça, los 3 jugadores más importantes son canteranos: Messi, Iniesta y Xavi. El Barça le saca al Madrid unos años de ventaja y, seguramente, después de este verano unos cuantos millones de euros de ahorro. Si a Thorpe le hablaran de estas cifras seguramente no tendría ganas ni de fumar la pipa de la paz.

1 comentario:

Hidalgo dijo...

Estás hecho un Petón, gran post, si señor!